Se habla de que una pareja tiene una frecuencia sexual normal o ideal cuando ambos se sienten satisfechos con la cantidad de sexo que mantienen, y eso es algo que depende de los gustos, las necesidades físicas y emocionales, los valores, cultura y percepción del sexo que tiene cada quien. Por lo tanto, no existe un número de veces que sea normal o ideal en ese sentido.
De hecho, una pareja sana no lleva la cuenta de cuantas veces tienen sexo, colocando su preocupación en la calidad más que en la cantidad. Lo que es más, en las parejas estables la frecuencia sexual cambia según el tiempo y las circunstancias, esto es parte natural de la dinámica propia de todo aquello que es humano.
¿Qué pasa cuando existe disparidad en este sentido?
Lo mejor es conversar abiertamente sobre el tema, en ocasiones el problema no está dentro de las sábanas; aspectos tales como el estrés, problemas de salud, consecuencias en la toma de ciertos medicamentos, la presencia reciente de un bebé, Etc. pueden estar causando la situación. En tal caso, la paciencia y el trabajo en equipo pueden ser la solución para volver a la normalidad.
¿Y qué pasa cuando se trata de un asunto de gustos y necesidades?
Ciertamente, no existen dos personas iguales pero eso no significa que no pueda existir acoplamiento. Al respecto, acoplarse implica sincronizar los ritmos, y para ello es necesario que ambos puedan modificar las cosas hasta llegar a un punto medio en donde ambos se sientan bien. Por ejemplo, tu esposo acepta la idea de no tener sexo a diario y tu a su vez incorporas la idea de aumentar la cantidad de encuentros sexuales. Con tiempo, paciencia y buena comunicación es posible lograr una buena adaptación en donde cantidad y calidad estén debidamente equilibrados. En caso de que no sea posible hacerlo por si solos es ideal que puedan consultar a un especialista que les ofrezca la orientación necesaria a nivel personal.
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