Esto se debe a la inmensa cantidad de terminaciones nerviosas que se concentran en áreas relativamente pequeñas como el clítoris o el punto G, eso hace que las sensaciones sean tan intensas que involuntariamente el cuerpo reacciona de esta forma. Es un efecto similar al que ocurre de manera inconsciente cuando recibimos un impacto doloroso de forma inesperada haciéndonos gritar espontáneamente.
En el caso de los hombres la excitación es más oscilante (sube y baja) por lo tanto, aunque también disfruten de un gran placer la descarga de energía por llamarlo de alguna forma ocurre de manera gradual, aunque en la mayor parte de los casos es inevitable que emitan sonidos al llegar al orgasmo, mientras que las mujeres no necesitan alcanzar el mismo nivel para que los gemidos se produzcan.
Dicho esto, basta agregar que cada persona es diferente y por lo tanto en ambos sexos habrán quienes hagan más o menos sonidos, igualmente no todas las personas disfrutarán a gusto con la misma cantidad de "ruido". Sin embargo, los sonidos sexuales son un elemento fundamental para conectar a la pareja y transmitir todo tipo de sensaciones emocionales tanto para el hombre como para la mujer. De hecho, no somos los únicos mamíferos en hacerlo, la hembra del chimpancé por ejemplo grita durante el acto sexual, y es tan importante que si ella no lo hiciera el macho simplemente no eyacularía impidiendo la fecundación.
Así que no se cohíban de expresarse con naturalidad, y ojo con fingir pues los efectos pueden ser totalmente opuestos a lo que se busca.
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